Te recuerdo que no siempre fui yo la que andaba a tu lado, te recuerdo que no siempre fui yo la que te cogía de la mano, te recuerdo que no siempre fui yo la que te sacudió el mundo como una brisa marina en un barco perdido en la playa gozando del sol, te recuerdo que no siempre fui yo la que te regalo tus mejores momentos. Y quizá eso me moleste a veces, el que yo no haya sido la única y que tu néctar lo hayan catado otras, y quizá sea eso que yo te vi lo que me hace pensar que por una milésima de centésima de segundo mi mundo puede tambalearse si tu decides marcharte. Y por ello tienes que entender que tengo miedo de que mi paraíso se vuelva en infierno, de que mis días pierdan su razón de ser, de que mis sonrisas no encuentren el rumbo, que mis besos sean mojados con lágrimas antes de caer. Pero toda esa inseguridad causada por mi razón, por mis pensamientos, por mi aterrador miedo se desvanece cuando tu me rozas, me das un abrazo, me miras, me sonríes, me animas y por encima de todas las cosas cuando me dices Te Quiero, es entonces cuando tú causante de mi sacudida, de mi locura momentánea, de mi felicidad, es cuando tú te clavas con rosas en mi interior, te abres paso entre la maleza de este corazón y acabas por quedarte a vivir en él hasta el fin de sus latidos
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