- No sólo me enamoré de él. No me enamoré de un físico espectacular, ya que ni es el más listo ni el más guapo del mundo. Es uno más, muchos pueden ser más guapos que él, pero no le llegaban a su altura. Me enamoré de todo lo suyo.
Era imposible no engancharse a sus conversaciones, sus comentarios, sus mensajes privados. Era imposible no quedarse prendida en sus ojos, cada vez que le veía asomar en tanta gente.
Solía hacerse notar, siempre tenía un comentario para agradarme, o incluso otras veces para sacarme de quicio. Me encantaba encontrarme con él por casualidad. Veía como se plantaba delante de mí, con cigarro en mano y no paraba de observarme. Me ponía nerviosa, pero me gustaba.
Era atento, agradable, simpático, todo lo que no esperé de él, supo dármelo. Creí haber encontrado a la persona idónea.
Empecé a mantener amistades con sus amigos, nos llevábamos hasta bien. Sabíamos nuestros puntos débiles. Él era un tema clave.
Me enamoré de cada una de sus palabras, de sus consejos, de sus acciones.
Me perdí en un mundo ilógico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta, no te eches atras.